Los hijos no vienen con un manual de instrucciones; cuando son bebes nos cuesta entender sus necesidades en cada momento, por lo que solemos ponernos nerviosos cuando lloran en exceso y acabamos desquiciados (sobre todo si son niños de poco dormir por las noches). Los hijos son una de las mayores bendiciones pero, en ocasiones, tenemos momentos de bajón porque nos vemos incapaces de solucionar sus problemas.
Y es que, aunque los queramos más que a nosotros mismos, a veces nos sacan de nuestras casillas, sobre todo si somos padres primerizos y todo nos parece muy difícil porque todavía no hemos aprendido a manejar las situaciones más complicadas.
Sin embargo – como bien nos explican los expertos de las escuelas infantiles – cuando son bebés todo es más fácil de lo que os pueda parece: lo difícil viene después. Cuando empiezan a hablar, a correr y no conseguimos seguir su ritmo ya que son incansables: no hay manera de detenerlos y, de vez en cuando, consiguen «acabar con nuestra paciencia». Aun así, aunque ser padre implica muchos dolores de cabeza, todos moriríamos por ellos. Y es que queremos lo mejor para nuestros hijos y nos desvivimos para que tengan todo lo que necesitan.
Precisamente por eso, porque nos preocupamos por su crecimiento (físico y también intelectual), hacemos todo lo posible para que se rodeen de los estímulos más adecuados. Es importante que hagan actividades creativas, el deporte más adecuado para su crecimiento y que se relacionen con sus coetáneos. Todo esto es lo que necesitan para crecer sanos y fuertes, al igual que les ayudas a estimular sus capacidades intelectuales.
Las maneras en la que juegan, también afecta a su crecimientos. Por ejemplo los juegos de madera son preferibles a las videoconsolas y a los teléfonos móviles. Jugar en el patio con los amigos o llevarlos a hacer juegos al aire libre en un parque (montar en bicicleta, aprender a ir en patines o simplemente jugar con la pelota) es mejor a que se queden en casa todo el día, con los videojuegos.
Cómo adelantamos, los niños necesitan relacionarse con sus coetáneos, al igual que les beneficia el sol y el aire fresco.
Por esta razón, cada vez más guarderías San Sebastian de los Reyes optan por juegos antiguos antes que por los modernos. Los juguetes de madera, por ejemplo, marcaron una etapa de la vida de todos los niños: no eran juguetes muy sofisticados, no necesitaban baterías y eran prácticamente indestructibles. Estos juguetes nos daban juego durante horas (cosa casi impensable hoy en día), nos enseñaban valores como el de compartir, ser respetuoso y cuidar las cosas.
Estos juegos, tan instructivos, desafortunadamente han ido desapareciendo, dejando sitio a las nuevas tecnologías: juegos súper realistas, ordenadores, televisión, etc. Los niños de hoy en día han perdido su inocencia. Tienen tantos estímulos diarios que crecen muy rápidamente para convertirse en adultos estresados.
Afortunadamente, sigue habiendo personas nostálgicas, padres que se preocupan que sus hijos crezcan sanos y felices; niños que aprendan a jugar por las calles con sus amigos y con sus escudos o espadas de madera o que se diviertan a montar un partido de futbol en el patio de su urbanización.
Y no nos olvidemos de los puzzles o del famosos juegos de emparejar las cartas (memory): con estos juegos, los niños conseguirán desarrollar su memoria, mucho mejor que lo harían con un videojuego.
Llevarlos a talleres de Semana Santa, que sea de manualidades es una buena forma de estimular su coordinación y su creatividad.
Y si se dejan seducir también por algún deporte, mejor que mejor.